Tradicionalmente, el vibranium ha sido considerado uno de los metales más codiciados en el Universo Marvel, conocido principalmente por su uso en el escudo del Capitán América y por su capacidad para absorber energía cinética y vibraciones sonoras. Esta propiedad lo convierte en un material casi invulnerable, perfecto para defensa, especialmente cuando se enfrenta a ataques físicos directos. Sin embargo, a pesar de su indiscutible poder defensivo, el vibranium tiene limitaciones claras cuando se trata de enfrentarse a otros metales o energías de mayor poder destructivo, como el adamantium.
El adamantium, famoso por recubrir el esqueleto de Wolverine, es otro de los grandes en la lista de metales legendarios de Marvel. Este metal es renombrado por su capacidad de corte y su casi indestructibilidad, superando en muchas ocasiones al vibranium en términos de letalidad. Existen varias formas de adamantium, siendo el «adamantium beta» el más conocido y resistente, capaz incluso de cortar otros materiales considerados irrompibles. No obstante, su naturaleza rígida y la dificultad para trabajarlo lo colocan en una categoría específica, donde su principal virtud es la ofensiva pura, más que la defensa o la adaptabilidad.
Por su parte, el uru, el metal favorito de los asgardianos, es conocido por su capacidad para canalizar y almacenar energía mística, lo que lo convierte en el material ideal para la creación de armas y artefactos mágicos como el martillo Mjolnir de Thor. A lo largo de los años, el uru ha demostrado ser extremadamente resistente, capaz de soportar condiciones extremas como el vacío del espacio, el calor de un sol o incluso la abrasadora energía de la Fuerza Fénix. Sin embargo, en los últimos tiempos, Marvel ha comenzado a mostrar una tendencia a debilitar este metal en sus historias, siendo roto o dañado en situaciones que anteriormente no habrían sido posibles, lo que lo ha hecho perder algo de su mística invulnerabilidad.
En los últimos años, Marvel ha introducido una serie de nuevos metales que han comenzado a rivalizar con los clásicos en cuanto a resistencia y propiedades únicas. Entre ellos destacan la dragonita y el adamantino, ambos conocidos por sus impresionantes capacidades tanto ofensivas como defensivas. La dragonita, un metal que Thor del siglo 31 utilizó, es particularmente notable por su combinación de propiedades mágicas y físicas, siendo capaz de perforar el adamantium y resistir ataques extremos.
Sin embargo, todos estos metales palidecen en comparación con el fulgor galáctico, la sustancia de la que está hecha la piel de Silver Surfer. Este metal, creado por Galactus cuando transformó a Norrin Radd en su heraldo, es una mezcla de plata, cromo y energía cósmica, y posee la capacidad única de absorber cualquier tipo de energía, incluida la mística. Esta cualidad le confiere una resistencia sin igual, haciéndolo casi indestructible ante ataques convencionales y extraordinarios por igual.
Uno de los aspectos más fascinantes del fulgor galáctico es su capacidad de adaptabilidad, lo que le permite a Silver Surfer modificar su estructura para resistir los golpes más brutales, similar al comportamiento de un metal líquido. Esta capacidad lo hace único entre todos los metales de Marvel, ya que no solo resiste el daño, sino que también lo redistribuye o lo absorbe, evitando la destrucción total. Además, es capaz de soportar temperaturas extremas, velocidades cercanas a la luz e incluso la fuerza gravitacional de un agujero negro, algo que muy pocos metales en el universo pueden igualar.
Ahora veremos una versión de Silver Surfer, interpretada por Julia Garner, en la nueva película de Los Cuatro Fantásticos que se estrenará en 2025. Será interesante descubrir si con el tiempo se enfrenta a algún otro personaje con objetos poderosos con otros metales, como Thor, el nuevo Capitán América o Wolverine.
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